Hambre
29 de diciembre de 2023
Nací llorando porque tenía hambre.
Mamá me recostó contra su corazón, estaba hambrienta, tan hambrienta, que no dejaba de llorar para que me den de comer.
Y lloré, lloré tanto. Tanto.
Y mamá lloro, lloro y lloro y me paso a los brazos de la abuela, pero lloraba tan fuerte que aturdida los sentidos, que sacaba el hambre a los de mi alrededor.
A todos.
La abuela también me paso a otros brazos.
Y me volví una bebe llorona, y luego una niña llorona y al final una mujer llorona. Lloraba por todo, en el fondo tenía un hambre primitivo, instintivo, voraz.
Tanta hambre tenía que devoraba todo lo que podía encontrar sobre la mesa, dentro de los muebles, entre las manos, devoraba los vínculos también.
Con los dedos, con las uñas, le clavaba los dientes y mordia, no me importaba si sangraba, y masticaba y tragaba una y otra vez. Hambrienta.
Necesitaba llenarme, calmar al hambre.
Y despues , después estaba tan llena, que me resultaba incómodo, incorrecto, me sabia insulso.
Y mi cuerpo lo devolvía todo, hasta quedarme vacía otra vez, y luego lloraba porque tenía hambre de nuevo, porque el vacío se sentía tangible, áspero, crudo; como la carne.
Y entonces, me acostumbre a devorarlo todo
las emociones
los sentimientos
Pero todo me devoraba luego a mi
el sueño
la angustia
Y lloraba, hambrienta porque el vacío pesaba y llenaba todo.
Y me consumía, el cuerpo, el alma, la
vida.
Y todo se desbordada pero yo terminaba vacía.
Tenía mucha hambre. Tanta hambre.
Hambre de amor.
Pero yo segui pasando de brazos en brazos y el hambre nunca calmo.
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