El cuerpo


El cuerpo es propio. Es tangible, e incluso moldeable. Es lo que recubre al alma para que no se escape y deambule, solitaria, violenta/serena; a veces un poco de ambas. Es eso que nos define de manera superficial y se muestra frente a un espejo a veces con gusto y otras veces con asco. Es nuestro envase. Nuestra marca, es un producto. Pero para mi, el cuerpo es mi cárcel, es la jaula que contiene a dentro mi alma que se golpea violenta contra las esquina deseando salir, es el dueño de los gritos desde el fondo del ser propio que esta en mi mente que se pudre, se enferma, que no se concilia consigo y con las manos se abre las heridas y las escarba, se astilla, se rompe.

  Mi cuerpo es un envase vencido, y lo quiero desechar, cambiar, romper, lastimar e infinidades de sinónimos destructivos e infames que me presiono entre los dientes. Me defino como un producto porque la libertad de mi alma nunca logra escapar y me termino devorando a mi misma con odio, con asco; intoxicándome con carne que me pesa, y que me recubre los huesos, más de lo que realmente me agrada. (Y temo, realmente temo nunca poder sanarme las heridas)

Escrito, domingo 28 de febrero de 2016. 

Comentarios

Entradas populares