Cada día que pasa me encuentro más inestable, soy una mezcla de emociones contrarias que chocan entre sí, me siento en una especie de marea que viene y se va con violencia. La palabra cansada parece apropiarse de mi cuerpo, pero sobre todo de mi mente. La angustia me estruja la mano y no puedo soltarla, siento que ya no queda nada bueno y me trasformó en gris, aunque el blanco y el negro estén en constante lucha dentro de mi cabeza.
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