vacíos

Muchas veces me encuentro a mi misma  jugando con mis vacíos, hay veces en que lo enredo entre los dedos, como un hilo que termina haciendose ovillo de tanto girarlo y girarlo sobre sí mismo, otras veces lo tenso de punta a punta, y estiró esperando que se rompa aunque nunca lo hace. A veces lo amasó entre las palmas de las manos, es duro, seco y se quiebra de vez en cuando debido a la fuerza que le aplicó para moldearlo, pero no se rompe, solo cambia; a veces masa, a veces hilo. Al final del día lo miro, y no le encuentro aún un sentido del porque está ahí, conmigo, porque lo tengo en las manos. Entonces lo termino de guardar en el bolsillo, ya no está frente a mis ojos, pero igualmente lo sigo llevando conmigo. Y pesa, a pesar de estar lleno de vacíos.

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